martes, 5 de agosto de 2014

La Restauración Monárquica


Luego de la caída de Napoleón en 1814, las potencias europeas se reunieron en Viena con un doble objetivo:
rehacer el equilibrio político del continente y restaurar el Antiguo Régimen.

EL CONGRESO DE VIENA

En el congreso de Viena, las figuras dominantes fueron el zar Alejandro I de Rusia, el canciller austriaco Klemens von Metternich y el ministro francés Charles Maurice de Talleyrand.

El congreso se guio por dos grandes principios:

-EL PRINCIPIO DE LEGITIMIDAD, que se manifestó en la reposición en sus tronos de todos los monarcas depuestos por la Revolución francesa y por Napoleón.

-EL PRINCIPIO DE EQUILIBRIO, que se concretó en un reparto proporcional de territorios entre las potencias vencedoras.

El resultado fue un nuevo mapa político de Europa, con el que se pretendía asegurar la paz y la estabilidad, Francia fue tratada con mucha generosidad, pues solo retrocedió a sus fronteras de 1789, donde se crearon pequeños Estados para frenar otra posible expansión francesa. Gran Bretaña, que mantenía su poderío naval, consolidó su posición como gran potencia. En Alemania se formó la Confederación Germánica, que reunió a 39 Estados bajo hegemonía de Austria y Prusia. Estos dos estados. además de Rusia, recibieron nuevos territorios.

EL REGRESO DEL ABSOLUTISMO

La restauración significó un triunfo de la reacción contrarrevolucionaria. Los monarcas repuestos en sus tronos abolieron las constituciones reformistas y volvieron a implantar el absolutismo político. A lo sumo, algunos monarcas -como luis XVIII en Francia- promulgaron Cartas Otorgadas, que reconocían algunos derechos individuales y establecían cámaras representativas, pero como una concesión del rey y no como reconocimiento de un derecho de la ciudadanía.

Por otro lado, las grandes potencias absolutistas -Rusia, Austria y Prusia- firmaron en 1815 el Tratado de la Santa Alianza, al cual se unieron posteriormente Francia y España. El acuerdo proponía intervenir militarmente en aquellos países que sufrieran revoluciones que amenazaran el absolutismo.

Sin embargo, las fisuras en el orden restaurado no tardaron en manifestarse. Ante la aparición de movimiento liberales en Italia y España en 1820,Metternich propuso el establecimiento del principio de intervención, que daba el derecho a las grandes potencias de enviar tropas a un país con la finalidad de restablecer a los monarcas legítimos en sus tronos. Así, en 18203,con el fin de derribar el gobierno liberal que se había establecido en España, un ejército de cien mil soldados, mayormente franceses, invadió el país y repuso a Fernando VII en el trono. Solo Gran Bretaña rechazó ese principio. 

   


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