En el siglo XIX se desarrollaron dos procesos importantes en el mundo: el nacionalismo y el imperialismo.
El primero sirvió para que los Estados lograran la unificación de poblaciones muy diversas bajo una misma cultura y lengua.
El segundo les permitió a las naciones que habían alcanzado un gran poder económico, especialmente europeas occidentales. imponerse sobre el resto. A raíz de ello, las naciones sometidas buscaron defender y promover sus identidades nacionales.
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